Lilliana Rojas Torres
Coordinadora del Área de Bienestar Estudiantil
Vicerrectoría de Vida Estudiantil
En el marco de la Campaña Nacional de Prevención y Posvención de la Conducta Suicida y, reconociendo las necesidades emocionales que genera un acontecimiento mundial como lo es la pandemia por el COVID-19, el Área de Bienestar Estudiantil de la Vicerrectoría de Vida Estudiantil, organizó un ciclo de capacitaciones en los temas de manejo de la ansiedad y la conducta suicida.
Cursos dirigidos a personal de toda la universidad, docente y administrativo, que trabaja o tiene relación en su quehacer con la población estudiantil, a fin de dotarles de conocimientos para la comprensión y abordaje correcto de estas temáticas.
Los cursos “Sensibilización de la Conducta Suicida” y “Manejo de situaciones especiales como factores de riesgo e intervenciones preventivas en el comportamiento suicida”, tuvieron una duración de 24 y 12 horas, sumando un total de 20 y 23 personas funcionarias capacitadas, respectivamente.
Ambos cursos se llevaron a cabo con la colaboración del Ministerio de Salud, la Dra. Catalina Calderón Jiménez, psicóloga y Coordinadora de la Instancia Regional para el Abordaje Integral del Riesgo Suicida (IRAIS), Central Norte, fue la facilitadora en los dos cursos.
En el mes de octubre se impartirá nuevamente el curso “Manejo de situaciones especiales como factores de riesgo e intervenciones preventivas en el comportamiento suicida”, para el que ya se tiene cubierta la totalidad de cupos disponibles.
Complementándose con los temas anteriores, un total de 12 profesionales en psicología, entre docentes y administrativos/as de toda la universidad, se capacitaron en el curso “Re-accionar la ansiedad: Aportes para su abordaje”, de 24 horas de duración e impartido por el Colegio de Profesionales en Psicología de Costa Rica. Capacitación para la que se contó con el apoyo de la Unidad de Capacitación y Desarrollo y la Comisión de Becas a Funcionarios de la UTN.
Con éste curso, las personas participantes obtuvieron conocimientos que les permitió refrescar y actualizar concepciones teóricas y nuevas estrategias de abordaje de una temática que se ha mostrado en aumento entre las solicitudes de atención individual, no solamente en la universidad sino a nivel país y mundial.
Trabajar en la salud mental de la población estudiantil debe ser siempre una prioridad, dotar al personal de herramientas para ello, es una respuesta acertada a la necesidad de velar por una institución saludable que actúa de manera eficiente como un factor protector que impulsa, desarrolla y sostiene una formación integral.