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La jornada permitió a estudiantes de distintas sedes explorar emociones, creatividad y trabajo colectivo
Augusto Rodríguez Arce, redacción.
Ana Lorena Shedden Quirós, edición.
Estudiantes de distintas carreras y sedes de la Universidad Técnica Nacional (UTN) participaron en un taller de inspiración creativa mediante la técnica de la alfarería.
Este encuentro se llevó a cabo en la Sede del Pacífico el pasado como parte de las iniciativas colectivas de los grupos de liderazgo conformados en cada sede, coordinados por la Comisión Técnica de la UTN en conjunto con la Red Costarricense de Universidades Promotoras de la Salud (REDCUPS-CONARE).
La REDCUPS está conformada por personas funcionarias de las cinco universidades públicas del país cuyo propósito es desarrollar estrategias lúdicas e interactivas que promuevan la salud en las comunidades estudiantiles, propiciando espacios universitarios sanos y seguros para toda la diversidad de personas.
En este marco, los grupos de liderazgo constituyen una tierra fértil para el empoderamiento estudiantil y el trabajo entre pares, permitiendo identificar necesidades en salud física y mental, desarrollando actividades que promuevan el encuentro, el trabajo colectivo, la integración, la apropiación del conocimiento y la construcción de nuevas narrativas desde sus espacios de estudio.
Desde esta noción de trabajo colaborativo, estudiantes de las sedes Central, Atenas, San Carlos y del Pacífico participaron en el primer taller de inspiración creativa mediante la técnica de la alfarería.
A partir de un relato como detonante creativo, Andrea Ruiz —facilitadora del taller— guio a los participantes en un proceso en el que emergieron imágenes, sensaciones, emociones y recuerdos, que conectaron con lo cotidiano desde un lugar mágico y de asombro que dio inicio al proceso de creación.
Sobre las mesas de trabajo, placas de arcilla esperaban a ser intervenidas para plasmar las imágenes dibujadas mentalmente en la primera fase de sensibilización y conexión con el entorno: aves, peces, conchas, sol, nubes, mar, insectos, corazones, plantas, flores, y muchas más; iniciaron su proceso de materialización mediante esbozos con trazos suaves realizados con instrumentos de madera para trabajar la arcilla.
Esta etapa invitó a imaginar, romper límites, superar temores y expresar lo invisible, dando origen a un momento prolongado de silencio e introspección que dio vida a cada pieza con el toque creativo de las manos.
Tras dos horas de dedicación, el asombro apareció en los rostros de quienes contemplaban sus obras: piezas cargadas de imágenes moldeadas en la arcilla, con bajorrelieves, texturas, ondulaciones, planos y formas orgánicas. Pero el asombro fue aún mayor cuando, cada persona recorrió las mesas para apreciar las creaciones del grupo: un verdadero testimonio de la interconexión colectiva, donde las imágenes reflejaban unidad en la diversidad e integración desde lo compartido.
Una vez concluida la etapa de producción creativa, se generó un espacio de realimentación, en el que se reforzó la idea de que la creatividad es una habilidad presente en todas las personas, más allá de su profesión. Esta puede convertirse en una herramienta transformadora que convierte los entornos en espacios sanos de inspiración, donde se validan las emociones y se abre la puerta a nuevas formas de ver e interpretar el mundo.
Finalmente, se reflexionó que, aunque la inspiración no puede forzarse, si se puede estimular mediante espacios como éste, en las que el uso de un material y una técnica desconocida para muchos, favoreció la conexión con la creatividad, moldear ideas, materializarlas y aún más…descargar estrés, conectar con emociones-sensaciones y empatizar con las personas.
El mosaico artístico fue instalado a mediados del pasado mes de mayo, se ubicó en la entrada del primer módulo del Campus Universitario Juan Rafael Mora Porras, recinto El Roble.