Reseña histórica:  de edificio del Instituto de Alajuela a Centro Universitario Luis Alberto Monge de la UTN

José Alberto Rodríguez Arguedas (*)

Periodista UTN

El Centro Universitario Luis Alberto Monge forma parte de la Sede Central de la Universidad Técnica Nacional y está ubicado al costado sur del Parque Central de Alajuela.

Este edificio se construyó para el Instituto de Alajuela entre 1887 y 1888, sin embargo, décadas después, sirvió también como sede de importantes instituciones educativas alajuelenses como la Escuela República de Guatemala, el Colegio Gregorio José Ramírez (a principios de la década de los 70) y el Colegio Universitario de Alajuela (a principios de la década de los 80).

El Instituto de Alajuela dejó de impartir lecciones en este inmueble en abril de 1962 ya que se trasladó a su nuevo edificio que fue inaugurado durante la Administración del presidente de la República Mario Echandi Jiménez.

Construcción del edificio

Durante el gobierno del presidente de la República Bernardo Soto, se publica en el Diario Oficial (La Gaceta) el acuerdo No.9 del 27 de enero de 1887 en el que crea el Instituto de Alajuela y se nombra primer Director a Miguel Obregón Lizano. Su inauguración fue el 12 de febrero de 1887, precisamente el día del cumpleaños del presidente Bernardo Soto.

Miguel Obregón, fue el principal impulsor de la construcción del edificio para el Instituto de Alajuela que dio inicio el mismo año de su creación.  Esta obra fue llevada a cabo por el arquitecto Enrique Invernizzio.

La obra se terminó de construir en 1888 y en ese mismo año, el Instituto de Alajuela pasó a ocupar su nueva edificación.

En 1890, la Secretaría de Hacienda y Comercio, en su Memoria, incluye un cuadro en el que señala lo siguiente:
 

Propiedades Nacionales y sus valores, 1 de abril de 1890

Provincia de Alajuela

Cuartel………………………. 65 mil pesos

Colegio Nacional……………134 mil 400 pesos

Antiguo Colegio Sión……….  10 mil pesos

Parque de Juan Santamaría….    5 mil pesos

Como puede notarse, el edificio que se construyó para el Instituto de Alajuela (denominado Colegio Nacional) era la estructura de mayor valor en la que había invertido el gobierno en Alajuela, en esa época.

En sus detalles de construcción original, el antiguo edificio del Instituto de Alajuela se enmarca en el estilo arquitectónico llamado Neoclásico, corriente que influye hasta prácticamente la mitad del siglo XX y que es producto del cambio que afecta la economía al vincularse a un mercado agroexportador internacional, que además influye en el ámbito sociocultural de la época, al incorporar innovaciones en los métodos de construcción, materiales, técnicas y estilos arquitectónicos.  Costa Rica lo experimenta, en lo que a obras públicas se refiere, principalmente en la proliferación de edificios para alojar las nuevas casas de enseñanza:   Liceo de Costa Rica, Colegio Seminario, Colegio Nuestra Señora de Sión, Colegio de Señoritas, Edificio Metálico, Escuelas República de Argentina y Joaquín Lizano en Heredia, entre otras.

En lo que respecta a la funcionalidad del edificio, el entonces Director del Instituto de Alajuela, Carlos Gagini menciona en un informe de 1893 lo siguiente:   

“El edificio ocupado por el Instituto de Alajuela es sin disputa el mejor en su clase en cuantos hay en el país pues reúne todas las condiciones deseables en orden, comodidad, elegancia, solidez e higiene”.

Daños estructurales en el edificio por el terremoto de Orotina en 1924

El edificio fue afectado gravemente por el terremoto del 4 de marzo de 1924 -terremoto de Orotina -, por lo que hubo necesidad de reconstruir el segundo piso y fue reinaugurado en 1928, (como lo indica la placa que está ubicada en el dintel del segundo piso, sobre la puerta principal frente al parque central).

Anfitrión del dolor

En la mañana del domingo 14 de marzo de 1926 ocurrió la mayor tragedia ferroviaria de Costa Rica al descarrilarse un tren que iba con más de 1000 personas que se dirigían a una actividad religiosa en Cartago. 

De los 385 fallecidos, la mayoría vivían en la ciudad de Alajuela, por lo que, al no dar abasto las instalaciones existentes en esa época, los cuerpos sin pronta identificación fueran trasladados a los corredores del Instituto de Alajuela.  Los familiares caminaban por el patio central del edificio, tratando de identificar entre los fallecidos a alguno de los allegados que viajaban en ese fatídico tren.

Declaratoria del edificio de interés histórico-arquitectónico

El 19 de junio de 1987, durante el gobierno del Dr. Oscar Arias Sánchez, fueron declarados de interés histórico-arquitectónico el edificio de aulas que ocupó el Instituto de Alajuela y el Salón de Actos (que ahora es propiedad de la Municipalidad de Alajuela) en donde se encuentra el Teatro Municipal.

La mencionada declaratoria prohíbe la demolición de los inmuebles y su remodelación parcial o total sin la autorización previa del Departamento de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura y Juventud.

Daños estructurales en el edificio por el terremoto de Alajuela de 1990

Este edificio sufrió serios daños estructurales con el terremoto que afectó la ciudad de Alajuela en diciembre de 1990, lo que obligó a declararlo inhabitable y suspender las lecciones que impartía en ese entonces, el Colegio Universitario de Alajuela (CUNA), institución a la que pertenecía el inmueble.

Debido a lo anterior, el CUNA tuvo que gestionar con las autoridades del Colegio Gregorio José Ramírez, la autorización para poder impartir las lecciones de sus 8 carreras parauniversitarias en las instalaciones de dicho colegio, en horario nocturno.

Los severos daños que presentaba el edificio provocaron que el mismo se mantuviera fuera de servicio por casi 22 años, pese a los esfuerzos económicos que realizó el CUNA por rehabilitarlo.

 

Restauración

Al crearse la Universidad Técnica Nacional en junio de 2008, el Colegio Universitario de Alajuela, fue una las instituciones que se fusionó para convertirse en la Sede Central de universidad, por lo que, este inmueble pasó a ser propiedad de la UTN.

La UTN invirtió una suma aproximada a los ¢500 millones en su restauración y lo reinauguró el 11 de abril del 2013 con el nombre de Centro Universitario Luis Alberto Monge, por acuerdo del Consejo Universitario, en honor al expresidente de la República quien cursó sus estudios de secundaria en ese edificio, como alumno del Instituto de Alajuela, en donde obtuvo su Bachillerato en Ciencias y Letras, en 1943.  Ese día, el expresidente Monge, estuvo presente en la actividad.

Como parte de las actividades de reinauguración del edificio, se develaron, dos murales que fueron pintados por el artista granadino David González López, “Zaafra” (qdDg):  uno en honor al expresidente Luis Alberto Monge y otro sobre la Campaña Nacional de 1856.  Ambas obras se encuentran visibles en el segundo piso.

En el patio central del edificio se colocó una fuente que fue donada por la Municipalidad de Alajuela, la cual estuvo durante muchos años en los jardines de la Iglesia La Agonía de Alajuela.

 Con la puesta en funcionamiento de este edificio, la ciudad de Alajuela recobró uno de los inmuebles históricos e icónicos que, al colmarse nuevamente de alumnos, le dio un nuevo aire de vida estudiantil a la ciudad.

Este emblemático edificio sirve ahora como sede del Centro de Estudios Coreanos y el Centro de Acceso a la Información (CAI) gracias al apoyo del Gobierno de la República de Corea del Sur.  También se imparten lecciones de algunas de las carreras de la UTN.

Palabras de agradecimiento del expresidente Monge Álvarez

El 11 de abril de 2013, día en que se reinauguró el edificio, el expresidente Luis Alberto Monge, estuvo presente en el acto protocolario y finalizó su discurso con las siguientes palabras:

“A pesar de que me dicen licenciado y me dicen doctor, y es cierto que tengo algunos doctorados honoris causa otorgados por universidades extranjeras y costarricenses, pero yo, sin amargura confieso, pero sí con un dolor en el alma, que yo no pude ir a la universidad.  La única credencial educativa con la que di mis luchas durante tantos años en mi país, y en países de otros continentes, es el diploma de Bachiller del Instituto de Alajuela.  

Me están pagando millones, con la única moneda que no se devalúa, y la única moneda que se puede capitalizar para llevarla consigo al sitial de la eternidad, me refiero al amor de pueblo, y esta es una de esas más grandes manifestaciones de ese amor de pueblo: el bautizo de este edificio emblemático del Instituto de Alajuela con mi nombre.  

Así que, me voy cuando llegue la hora en que “el de arriba” me llame, me voy a la eternidad y me llevo millones de amor de pueblo y se los agradezco infinitamente.

Todo lo que he sido, todo lo que he podido hacer por Costa Rica, se lo debo al pueblo de Costa Rica”.

 

(*) También es autor del libro “Construyendo una esperanza:  Esbozo histórico de la creación y desarrollo de la Universidad Técnica Nacional, publicado por la Editorial UTN en noviembre de 2018.

 

Fuentes: