Proyecto de TCU motiva a niños y niñas de la Escuela Líder Villa Bonita a sembrar plantas comestibles

 

Daniela Delgado Garro

Estudiante de la Carrera Contabilidad y Finanzas, 

Sede Central.

 

 

La actividad "Sembrando mi primera planta comestible" se desarrolló como parte del proyecto de Trabajo Comunal Universitario TCU-123 La Carta de la Tierra en comunidades, alineándose con los principios del manifiesto de la Carta de la Tierra y el Desarrollo Sostenible. 

 

Esta iniciativa se llevó a cabo en colaboración con la comunidad educativa de la Escuela Líder Villa Bonita, con el propósito de dejar una huella significativa en los estudiantes en pro de la concientización ambiental y el desarrollo sustentable.

 

Durante las sesiones del proyecto, se utilizaron diversos materiales reciclados, especialmente botellas, como macetas para la siembra de plantas variadas, incluyendo lechuga, culantro, tomate cherry y cebollino. Los niños y niñas recibieron instrucciones detalladas sobre cómo cuidar adecuadamente sus plantas, abarcando aspectos como el riego y la exposición solar necesaria para cada variedad. Esta actividad fomentó prácticas de agricultura responsable y sostenible desde una edad temprana.

 

La profesora Paola Ávila Herrera, de la Escuela Líder Villa Bonita, compartió su opinión sobre esta iniciativa, indicando: "Me parece de suma importancia ya que contribuye a crear conciencia sobre la importancia de velar por el bienestar del medio ambiente". 

 

En una breve entrevista, el estudiante del centro educativo Abraham Jiménez Fonseca, quien participó de manera entusiasta de la actividad, expresó su satisfacción: "Estoy contento de haber sembrado mi primera planta. Elegí lechuga porque necesitamos alimentos sanos y me gusta seguir lo que practica mi abuelita, que también siembra plantas".

 

Además, la profesora Ávila Herrera mencionó los cambios observados en los estudiantes tras esta experiencia, señalando que "ellos crean conciencia de la importancia que tiene cuidar los recursos de la naturaleza y desarrollan una responsabilidad con la Tierra".

 

Al finalizar el proyecto, los niños no solo disfrutaron de la cosecha de sus plantas, sino que también internalizaron valores fundamentales relacionados con el cuidado del medio ambiente y la alimentación saludable. La experiencia generó un impacto positivo no solo en los participantes directos, sino también en la comunidad en general, promoviendo prácticas sostenibles y una mayor conexión con la naturaleza en el día a día.