TCU impulsa una educación ambiental transformadora en centros educativas 

 

Colaboró con la información:

María Gabriela Carvajal Espinoza. 

Académica del Área de Formación Humanística y del TCU-123 La Carta de la Tierra en comunidades

 

Con las manos llenas de tierra y el corazón colmado de entusiasmo, los estudiantes de la Escuela Miguel Obregón Lizano del cantón de Alajuela, participaron en una enriquecedora jornada educativa y ecológica, dejando huella tanto en el jardín de su escuela como en su formación personal.

La actividad se enmarca en el desarrollo de un jardín ecológico bajo la metodología TiNi (Tierra de Niñas, Niños y Jóvenes para el Buen Vivir), una estrategia educativa que promueve el respeto por la naturaleza y el fortalecimiento de la educación ambiental mediante el contacto directo con la tierra.

Esta iniciativa formó parte de un taller formativo y vivencial que forma parte del Trabajo Comunal Universitario (TCU) dirigido a estudiantes de primaria, liderado por Andrés Chinchilla Berrocal, estudiante del TCU-123 “La Carta de la Tierra en comunidades” de la Sede Central. A lo largo de la jornada, los niños y niñas sembraron plantas, aprendieron sobre biodiversidad y expresaron su creatividad dejando una huella personalizada en una banca de cemento, apropiándose simbólicamente del espacio educativo.

“Este tipo de actividades tienen una influencia directa en la formación de seres humanos integrales. Por eso, el trabajo interdisciplinario que hemos venido desarrollando entre la UTN y nuestra institución es tan valioso. Al unir esfuerzos, logramos rescatar, de manera transversal, valores y prácticas que en los últimos años han quedado relegados a un segundo plano”, afirmó la docente Karla López Valerio.

La jornada inició con una charla interactiva y la lectura de un cuento creativo que motivó a los estudiantes a convertirse en guardianes de la naturaleza. Cada participante sembró su propia planta y se comprometió a cuidarla, estableciendo un vínculo emocional con el entorno.

“Ahora, cada vez que regresen al jardín y vean cómo esas plantas crecen, se llenan de hojas y florecen, sentirán un lazo especial con ese espacio. Podrán decir con orgullo: ‘¡Esa la sembré yo!’ y recordar con alegría que fueron parte activa de algo hermoso, algo que quedó sembrado no solo en la tierra, sino también en su corazón”, compartió el estudiante Andrés Chinchilla, del TCU-123; además, destacó que estas experiencias permiten a la niñez conectar emocionalmente con la naturaleza, generando sentimientos de afecto, respeto y responsabilidad hacia el planeta.

“Estas vivencias enseñan, sin necesidad de muchas palabras, que cada acción cuenta, que lo que hacemos hoy tiene impacto en el mañana. Ese pequeño jardín, lleno de vida, se convierte en símbolo del paso de los estudiantes por la escuela: un espacio donde dejaron su huella, sembraron algo suyo… y también algo para el mundo”, añadió Chinchilla.

Esta iniciativa se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, especialmente con el ODS 4: Educación de calidad, al promover aprendizajes significativos y vivenciales; el ODS 13: Acción por el clima, mediante la concienciación ambiental desde la infancia; el ODS 15: Vida de ecosistemas terrestres, al fomentar el respeto por la biodiversidad; y el ODS 17: Alianzas para lograr los objetivos, gracias al trabajo conjunto entre la UTN-Sede Central y la comunidad educativa. 

Gracias al compromiso de los estudiantes del TCU-123 y al acompañamiento de la comunidad educativa, se siembra en las nuevas generaciones una conciencia ecológica integral, que entrelaza conocimientos, emociones y acciones orientadas a una educación más humana, solidaria y comprometida con el cuidado de la vida.